Tanto llanto y al final
Esta claro que los pilotos aman lo que hacen. Son privilegiados que pueden vivir de lo que eligieron y lo hacen de una manera decente en un país donde la mayoría no puede hacerlo. Por ello es fácil explicar el hecho que unió a Gabriel Ponce de León, Emiliano Spataro y Matías Rossi en Rafaela. Cuando terminó la carrera y se bajaron de sus respectivos autos se buscaron uno al otro y se abrazaron. "Felicitaciones", se decían; estaban felices, habían sentido esas sensaciones que a lo largo de la historia llenaron las páginas del automovilismo con letras de oro, esas que quedan en la memoria, en el recuerdo, esas que contribuyeron para que hoy ellos puedan ser profesionales de esta actividad. ¿Entonces, por qué tanta queja barata? Gracias Marcelo por la foto!
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home