Chric

Imágenes, textos. Cierro los ojos y todo es posible. Pero mejor abiertos, con ellos apreciando la realidad no te pueden confundir, y eso es lo que necesito. Todos miramos, observamos y vemos; y aquí nace la diferencia, ya que cada uno ve su propia imagen, aunque no todos la valoran. Quizás el cielo sea mañana ó el hoy que fue ayer. Una mujer puede ser un estético conjunto de suaves y bellas curvas ó pueden ser miles de historias. Estas son mis fotos, mis palabras... La realidad es como soy.

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Nombre: Chric
Ubicación: Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

miércoles, enero 04, 2006

Espejos del camino


El camino se extiende en el horizonte, lejos, infinito. Todo lo que vemos aún está por recorrerse, y pese a la monotonía de la repetición, nada es igual.
Hay veces que siento la necesidad de salir del trazado natural que ven mis ojos, cambiar bruscamente la dirección y a campo traviesa ver más allá.
¿Pero acaso no sería más y más de lo mismo, de lo supuestamente diferente? Por qué empezar de nuevo cuando ya recorrimos 10.000 kilómetros. Por qué lo aprendido nos enseña que no podremos comprender más, si no nos resignamos.
Cuando miro el camino, el espejismo del ahora me transporta al futuro, pero el futuro juega con nuestra vida y nos refleja la nada, esa que cuando llegamos es el presente ¿nuestro presente es la nada?
Si aprendí que el espejo de adelante es el hoy de mañana, cómo puedo imaginar que yéndome a la banquina puedo cambiarlo.
No comprendo el por qué de la disociación entre el amor y el cerebro, el cuerpo y el alma, el futuro y el ayer, el hoy y el siempre.
Si cuando quiero no puedo ¿realmente puedo cuando quiero?
Por qué me amo, si no sos. Vos, yo, el y ella ¿quiénes?
Cómo tu cultura es capaz de interpretar que no, cuando tu ser sabe que sí.
Existen soluciones que no resuelven, y lamentablemente lo que no resuelvo queda atrás. Pero atrás no es chau, es sólo atrás. Entonces querida razón ¿qué explicación me das a eso?
Cómo se cierra el desvío que dejaste atrás y no tomaste ¿volviendo y sólo cerrándolo? No, porque no es lógico volver atrás, mejor mirar el espejo del frente; allá, donde mañana es hoy, y no repetirlo.
Ok, no lo repetiré, pero en el kilómetro cien el desvío aún está y... ¿ese camino dónde llevaba? Ya no me acuerdo. No lo tomé en su momento y quedó abierto. ¿Seguro que no volverás a pasar por ahí nunca? No, seguro no existe.
Siempre me alentaron a no lamentarme cuando dejaba algo atrás; ‘sólo la muerte es irreversible’, me decían. Entonces, si sólo la muerte es irreversible ¿eso quiere decir que en el resto siempre se puede volver? Algunos dicen que sí, otros que no. ¿En qué momento tiene la razón cada uno de ellos?
Los kilómetros recorridos me enseñaron que pese a que uno sienta que está en el último metro del mundo y que es imposible volver a transitar ese milímetro, seguramente alguna vez volverás a pasar por allí. Cómo hago entonces para no volver a ver el maldito desvío, si sigue estando! ¿Puedo explorarlo por un rato? No me dejan. Mí vehículo, estoy convencido de ello, es mejor para transitar el asfalto interminable de la vida por el que venía y no el camino al que lleva ese desvío, que también es... ,oooohhh, de la vida!!! ¿En qué quedamos entonces?
Quizás ese desvío conduzca a otro asfalto cercano, donde mi auto también pueda transitar... Claro que sí, todo puede ser. Pero sé que mi auto no podrá transitar ni un centímetro del desvío sin destruirse; los kilómetros, metros o centímetros que haya hasta el otro asfalto lo destruirán y, de esta manera, cuando llegue a ese otro pavimento la realidad ya no será la misma con la que inició el desvío; deberá volver a empezar, allí, donde este, recordando el camino que abandonó y no puede retomar, yviendo el camino que tomó y ahora no puede transitar de la manera indicada. El auto está roto, cambió...
¿En qué manual se aprende a disociar? Cuando lo encuentren... ¡Por favor quémenlo!