Vida

Siempre nos han dicho, y hemos comprendido, que todo da vueltas. Que invariablemente las cosas se transforman. Que lo que hoy puede ser lo peor, mañana será lo mejor. La realidad es que avanzamos en masa y poco nos detenemos a pensar en nosotros, o mejor dicho, por nosotros mismos.
Terminamos yendo hacia el fuego como la mariposa (perdón por el robo) y cuando nos enfrentamos con la realidad ya es demasiado tarde, el fuego quemó nuestras alas.
Entonces usamos nuestra incalculable y magnifica inteligencia para no morir incinerados, para zafar una vez más del infierno en el que ya estamos.
Pedimos ayuda a nuestros ángeles y peleamos duro, sabemos que podemos ganar sin fracasar en el intento.





Nos damos vuelta y caminamos hacia un lugar.

Pero la cuadrícula tiene sus armas, nos corre, intenta que no salgamos del estado de miedo y caemos en la desesperación.
Dejamos de ver, ya no somos nosotros.



Nos sumergimos en nuestros peores miedos, el terror se adueña de nosotros y nos creemos perdidos.



Pero hasta el infierno y los miedos ceden ante el constante y eterno circulo vicioso en el que vivimos.

Y, casi sin darnos cuenta, volvemos a empezar.La historia vuelve a repetirse.