Expulsada al país de las maravillas

No quiero que me necesites. Siempre sentí que la necesidad tiene un aura de obligación, algo de temor. Quiero ser tu sonrisa libre, esa que no espera estímulos y sin embargo brilla. Quiero que seas la mía.
Muchas veces me pregunté por qué enjaulamos nuestra libertad, por qué encarcelamos la inocencia y así la sufrimos. La respuesta no llega, la formalidad se apodera y la dureza se templa. Pero hoy me hace falta verte bien.
Vuelvo a respirar y mi primera bocanada de oxígeno puro es para vos. Cómo, por qué.
La sinceridad dice construirse con la palabra, sin embargo esta carece de credibilidad, y es lógico que no es la capacidad oratoria la que tiene la verdad, sin embargo es a ésta a quien esperas.
No puedo decir, puedo sentir.
No puedo sufrir, sólo sonreír.
No puedo llorar, pero si amarte.
La felicidad de haber caminado contigo no terminará nunca. Nada se pierde, todo se transforma, pero el haber estado ahí ni siquiera se transforma... es bello, puro, alegre y definitivamente hermoso. Así será para siempre...
(¡Puff... al menos de una cosa no tengo dudas!?
El tiempo se va y nadie da la indicación de campana de largada, siento que nunca largué, pero sin embargo no paro de correr la pista. Una vuelta tras otra y esta carrera no termina nunca... sin embargo no pertenezco a esa competencia o, al menos, a mí no me cuentan en el clasificador. ¿Están todos esperando la señal de largada? ¿Están delante de mí, atrás? ¿Para dónde es la dirección de la carrera?
Muchas veces me pregunté por qué enjaulamos nuestra libertad, por qué encarcelamos la inocencia y así la sufrimos. La respuesta no llega, la formalidad se apodera y la dureza se templa. Pero hoy me hace falta verte bien.
Vuelvo a respirar y mi primera bocanada de oxígeno puro es para vos. Cómo, por qué.
La sinceridad dice construirse con la palabra, sin embargo esta carece de credibilidad, y es lógico que no es la capacidad oratoria la que tiene la verdad, sin embargo es a ésta a quien esperas.

No puedo sufrir, sólo sonreír.
No puedo llorar, pero si amarte.
La felicidad de haber caminado contigo no terminará nunca. Nada se pierde, todo se transforma, pero el haber estado ahí ni siquiera se transforma... es bello, puro, alegre y definitivamente hermoso. Así será para siempre...
(¡Puff... al menos de una cosa no tengo dudas!?
El tiempo se va y nadie da la indicación de campana de largada, siento que nunca largué, pero sin embargo no paro de correr la pista. Una vuelta tras otra y esta carrera no termina nunca... sin embargo no pertenezco a esa competencia o, al menos, a mí no me cuentan en el clasificador. ¿Están todos esperando la señal de largada? ¿Están delante de mí, atrás? ¿Para dónde es la dirección de la carrera?